La homeopatía es una terapéutica apta para todo tipo de pacientes, no obstante en algunas ocasiones surgen dudas acerca de quién puede tomar medicamentos homeopáticos. Para aclarar esta cuestión vamos a distinguir distintos grupos poblacionales que pueden recurrir a la homeopatía sin riesgos, pues es una opción segura y de la que no se han descrito efectos adversos asociados a su toma.
Bebés y niños
Los más pequeños de la casa pueden tomar medicamentos homeopáticos. La homeopatía es precisamente una opción muy recomendada en el ámbito pediátrico. De hecho, el 23% de las mujeres entre 30 y 39 años usuarias de homeopatía señala que la utilizan para aliviar las afecciones de sus hijos, tal y como se indica en el “I Estudio de Uso y conocimiento de la homeopatía (2010-20011).”
En bebés y niños, la homeopatía se usa principalmente para calmar los síntomas de la salida de dientes, los cólicos del lactante, otitis, bronquiolitis u otras infecciones de las vías respiratorias, dermatitis del pañal, etc.
Mujeres embarazadas
Las mujeres que se encuentran en esta etapa pueden recurrir a la homeopatía tanto para afecciones generales como gripe, resfriados, dolor de garganta, tos, etc., como molestias propias de este estado, es decir, hemorroides o náuseas, principalmente. La homeopatía puede utilizarse también en el postparto y en todo el proceso de recuperación tras dar a luz, por ejemplo si se sufre mastitis o se manifiestan problemas de subida de leche o astenia, que son algunos de los trastornos más frecuentes durante este periodo.
Pacientes crónicos
La homeopatía se usa en enfermos crónicos también, en especial para disminuir la intensidad y la frecuencia de las crisis, y al mismo tiempo para tratar patologías comunes.
Personas que presentan reacciones medicamentosas
Las personas que no pueden tomar fármacos convencionales por ser alérgicos, intolerantes o tener problemas metabólicos, pueden acudir como alternativa a los medicamentos homeopáticos.
Pacientes polimedicados
En los pacientes polimedicados la homeopatía puede ser de utilidad en patologías frecuentes o de autocuidado para evitar añadir otros fármacos, que por asociación con los otros tratamientos pueden aumentar el riesgo de interacciones.