Estamos en días complicados para muchos niños y para sus padres porque son días en que los niños están empezando a ir a la guardería por primera vez y días en que están haciendo el periodo de adaptación a esta nueva vida que llevarán a partir de ahora.
Dejar a nuestro hijo rodeado de desconocidos es una idea que no suele agradar a nadie, sobre todo si te ves obligado a hacerlo por cuestiones laborales. Muchas familias, pero sobre todo las madres, tenemos sentimientos de culpa ante esta situación, razón por la que muchas deciden aparcar su carrera profesional para hacerse cargo de los peques. Ante esta nueva situación los sentimientos encontrados se apoderan de nosotros: por una parte nos sentimos bien por poder disponer de un tiempo para nosotros, por otro lado nos sentimos culpables del posible dolor que podemos estar causando a una personita indefensa con nuestra ausencia. En definitiva, el comienzo de la guardería es un torrente de sensaciones nuevas tanto para los peques como para los padres. ¿Qué podemos hacer entonces para superar este período?
Antes de empezar en el centro:
- Conoce el centro: Conocer las instalaciones, educadores, método de trabajo, etc. te ayudará a estar más tranquila durante las horas que tu hijo esté en el centro.
- Llévale su objeto preferido: En ocasiones un peluche o una suave mantita puede ayudar a tu hijo a sentirse más seguro en un entorno desconocido.
- Habla de la guardería como algo positivo: El niño debe ver que es un lugar al que irá a jugar y a pasárselo bien.
Cuando ya ha empezado:
- Comunícate con su educador: Si durante el curso notas cambios en tu hijo, habla con el/la educador/a. Ten en cuenta que pasa mucho tiempo con tu bebé y puede aclararte ciertas dudas: si ha hecho caca, si ha comido, si ha jugado con normalidad…
- Recuérdale que vas a volver: Esto es importante y debe quedar claro a nuestros hijos. Esto no significa que mintamos a los niños, debemos decir la verdad: vas a estar con tu profe y con tus amiguitos y luego mamá/papá vendrá a por ti.
- Despídete: Si llora no te deshagas de él rápidamente como una bomba a punto de estallar. Dedícale un tiempo a darle un beso y unas palabras que le tranquilicen pero no alargues la despedida.
Estos consejos pueden hacer más llevadero el proceso para padres e hijos.