Solsticio de invierno en la tradición humana

El martes 21 de diciembre a las 16:58 horas será el solsticio de invierno en nuestra latitud. Del latín solstitium, o donde el Sol se para (stato), es el plano donde éste alcanza la mínima altura (en nuestro hemisfero norte) correspondiendo con la línea del trópico de Cáncer. A partir de este punto, comenzará de nuevo a ascender en el horizonte buscando la máxima altura que se producirá en junio con el solsticio de verano. Es por esto por lo que el 21 de diciembre será el día más corto y en el que tendremos las menores horas de luz de todo el año.

Desde el principio de los tiempos, el hombre, que miraba con más atención el cielo que nosotros en los tiempos que corren, ya se percató de la importancia del sol y la luz en los procesos naturales. El sol y su identificación con la luz y el calor era vida y los inviernos y las tinieblas se identificaban con la muerte. Precisamente a partir de esta interpretación, en muchas culturas en mayor o menor medida, el solsticio de invierno era motivo de celebración. Y lo era porque simbolizaba el triunfo de la vida y de la luz sobre la muerte y la oscuridad. Era momento de renacer y resurgir. El astro rey, victorioso, comienza su periplo por el cielo buscando el zénit (siempre, claro está, desde una interpretación terracentrista y observando la posición relativa del sol en el horizonte). No obstante, culturas, cuyos calendarios son solares, era también el comienzo de un año nuevo.

Como veíamos, prácticamente todas las culturas están impregnadas de este simbolismo del renacimiento a partir de la oscuridad. Ya desde los albores de la humanidad era común celebraciones con grandes fogatas y antorchas. Simbólicamente ayudando y orientando al sol a proyectar su luz y calor sobre nosotros, resurgiendo de las tinieblas. Aún hoy es muy común y tradicional el uso de velas en estas épocas del año. 

Muchas religiones, en ocasiones no conectadas física ni cronológicamente entre sí, incorporan el nacimiento de muchos dioses precisamente en este momento. Osiris, el primero de 5 hermanos naciendo el primer día del año solar. Mitra (diosa solar) y Dionisos (Baco) son otros dioses que comparten cumpleaños. Posiblemente, el día de Navidad fuera establecido como el nacimiento de Jesucristo por asimilación de otras culturas ya que en los escritos no existe una fecha exacta de alumbramiento.

Decíamos que eran épocas de grandes celebraciones entre nuestros ancestros. Los saturnales romanos se desarrollaban durante una semana (del 17-23 de diciembre) durante los cuales se permitía la exención de trabajar en algunos organismos administrativos. Los hogares se decoraban profusamente y se encendían velas y antorchas para honrar al dios Saturno (dios de la agricultura no en vano). Era común el intercambio de regalos entre los participantes y las clases sociales se “suprimían” pudiendo los esclavos liberarse de sus obligaciones y disfrutar de las festividades con el resto de los ciudadanos. Era bien visto el sentar a la mesa de los más pudientes a gentes de peor condición y se extendía entre todos un ambiente altruista. ¿Te suena?

Dejar de fumar, apuntarse al gimnasio, viajar más, ahorrar… típicos propósitos para año nuevo. En la antigüedad era habitual, llegados a este momento, el reflexionar sobre lo acaecido durante el año anterior y establecer nuevas metas y objetivos para el próximo. Nosotros lo hemos heredado, solo que, haciéndolo en año nuevo, siguiendo nuestro calendario que dista unos días del solar.

Ya sea por motivos religiosos, paganos o por tradición… Llega una época de connotaciones rituales. ¿Ya tienes preparado tu rito?

 

David Rivas Cobos
Número de colegiación farmacéutica 18942

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