Hidratación corporal en otoño

Hidratación corporal: Prepárate para el otoño

Según llega el otoño, nuestros hábitos se van modificando conforme los días se hacen más cortos y las temperaturas ya no son tan elevadas. Tendemos a hacer vida más casera y vamos dejando de lado nuestra vida más callejera.

Las condiciones climáticas típicas del otoño como el frío, la nieve y el viento unido al aumento de la estancia en casa junto a los radiadores desemboca en una mayor relajación respecto al cuidado de la piel y la hidratación corporal.

 

Cara, manos y cuello son zonas en las que se manifiestan con mayor intensidad los efectos negativos de la estación fría. Las bajas temperaturas producen, por un lado, una disminución del flujo sanguíneo y, como consecuencia, una peor oxigenación y nutrición de las células epiteliales. Por otro lado, el impacto físico directo de los factores meteorológicos desfavorables hace que la piel se acabe mostrando reseca y deshidratada, pierda su tono y luminosidad y se hagan más evidentes las imperfecciones.

 

¿Por qué tenemos que hidratar la piel?

La cantidad de agua que contiene la piel denominada hidratación cutánea está regulada por diferentes mecanismos naturales que contribuyen a mantener un balance óptimo.

Entre los mecanismos naturales de la piel se encuentra el efecto barrero que ejercen los lípidos y la capacidad de diferentes sustancias para absorber y retener aguas presentes en la piel que constituyen el factor hidratante natural (NMF) o manto hidrolipídico.

Este manto hidrolipídico se puede perder por el uso de geles, jabones poco adecuados o por la repetición frecuente de baños o duchas con agua excesivamente caliente.

En una piel joven el contenido de agua de la capa córnea oscila entre el 10% y el 20 % dando como resultado una piel elástica, flexible y firme. Por debajo de este porcentaje la piel pierde elasticidad y se vuelve frágil y áspera convirtiéndose en una “piel seca”, apagada y sin luminosidad. Existen diferentes grados de sequedad, desde la ligera descamación y aspereza hasta casos de fuerte descamación, grietas y prurito, en cuyo caso hablamos de piel muy seca o xerosis. Por todo ello, es aconsejable una correcta hidratación corporal.

En general los preparados cosméticos son emulsiones de proporciones variables entre componentes hidrófilos y lipófilos. También pueden ser de fase externa acuosa (O/W), como la mayoría de las lociones corporales, o a la inversa (W/O), como sucede con muchas cremas y leches. Las primeras tienen una menor capacidad de retención de agua en la piel, pero en cambio son más agradables a la hora de ser aplicadas sobre la piel y no manchan los tejidos.

 

Consejo Farmacéutico para la hidratación corporal

  • Mantener una alimentación sana y equilibrada es clave para el mantenimiento del correcto estado de la piel.
  • La hidratación de la piel está condicionada de una forma muy importante por el aporte de agua desde el interior. Mantener una ingesta regular y abundante de líquidos, especialmente cuando las temperaturas suben y aumenta la transpiración, es la mejor manera de mantener hidratada la piel.
  • El tabaco, además de ser nocivo para la salud, resulta nefasto para la piel.
  • Adecuar el vestuario (tanto en cantidad como en calidad) a la actividad que se vaya a realizar y a la temperatura exterior ayudará a controlar la transpiración y permitirá una adecuada ventilación y funcionalidad de la piel.
  • La aplicación de cualquiera de los tratamientos cosméticos descritos debe hacerse sobre la piel limpia y seca y sin restos de otros cosméticos, por lo que será conveniente aplicarlo tras la ducha diaria.
  • Huir de los cosméticos «caseros» es uno de los mejores consejos para la hidratación corporal, formulados a base de los más variopintos ingredientes que se encuentran con frecuencia en algunas páginas de internet y en publicaciones no especializadas. En muchas ocasiones resultan excesivamente agresivos y pueden incluso resultar peligrosos para las estructuras dérmicas.
  • El arsenal cosmético dispone hoy en día de una vasta gama de productos (tanto en su diseño como en sus características y formas de presentación). Para garantizar unos óptimos resultados debe escogerse aquella opción que mejor se adecue al tipo de piel, edad y circunstancias particulares de la persona que los va a utilizar.

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