Alimentación en verano

En verano, el organismo no necesita trabajar tanto, por lo que consume muchas menos calorías. De ahí que la alimentación debe cambiar y adaptarse al ambiente caluroso.

Sin embargo, el comportamiento de las personas respecto a los alimentos también cambia en verano y es más frecuente saltarse comidas, llevar un horario desordenado y comer en exceso. Además, se trasnocha mas, por lo que la gente se levanta tarde, no desayuna y se consume más alcohol.

Comer en verano no debe suponer perder las buenas costumbres y los hábitos sanos, sino que hay que adquirir una rutina que favorezca una dieta sana, ordenada y completa. Deben realizarse al menos cuatro comidas al día y no picar entre horas para favorecer el mantenimiento del peso y evitar así ganar esos kilos que luego son tan difíciles de perder.

En una dieta veraniega es importante ingerir los nutrientes de modo equilibrado, y no olvidar ninguno de los grupos de la pirámide de la alimentación, como grasas, hidratos de carbono y proteínas, pero estos deben cambiar sus proporciones. Las grasas son menos necesarias y se deben reducir, así que es obligatorio prescindir de comidas grasientas y fritos que pueden hacer más pesada la digestión y aportan calorías extras innecesarias. En su lugar se puede optar por verduras y hortalizas, en forma de ensaladas y sopas frías, que se toman frescas y crudas. Además, estos platos descienden la temperatura corporal.

Otro aspecto importante en verano es estar atento a las etiquetas de los helados, para así rechazar aquellos con exceso de grasa y consumir solo los de composición más frutal, teniendo en cuenta siempre que es un alimento muy calórico.

Las frituras de pescado son también alimentos tradicionales de chiringuito y aperitivo, pero son excesivamente calóricos y no se deben tomar por costumbre.

Además, comer en verano exige una forma de cocinar simple con carnes magras con poca grasa y pescados a la plancha, al horno, en papillote o a la brasa. Los alimentos cocinados de esta forma apenas necesitan aceite, y mantienen todas sus propiedades nutritivas. Los escabeches también son platos fríos muy refrescantes y que se conservan muy bien a pesar del calor.

No deben faltar frutas en las dietas veraniegas, tan variadas y apetecibles durante la época de calor, pero se deben tomar sin azúcares y como parte de una alimentación completa, no en forma de dietas extravagantes y exclusivas. Una dieta a base solo de fruta no es recomendable, entre otras razones, por su alto contenido en azúcares.

Durante el verano, el mejor refresco es el agua. Hay que olvidarse del exceso de refrescos, cervezas y sangrías, y, en su lugar consumir dos litros de agua al día. Una pizca de zumo de limón en el agua puede hacerla más apetecible a niños y mayores. No hay que olvidar beber durante todo el día a pequeños sorbos, y no solo en las comidas. Una hidratación óptima es la base de una buena dieta veraniega.

Consejos para comer en verano de forma saludable

  • Realizar 4 ó 5 comidas al día y mantener unos horarios ordenados y sin saltarse comidas. Esto evita llegar a la comida siguiente con demasiada hambre.
  • Beber 2 litros de agua al día, y no solo beber durante las comidas. A pequeños sorbos, el organismo se hidrata mejor y mejora el aspecto de la piel.
  • Evitar las bebidas alcohólicas y azucaradas que contienen muchas calorías. El té frío, los zumos sin azúcar y las limonadas caseras son muy aconsejables.
  • Las verduras y hortalizas de temporada deben formar parte de la dieta veraniega.
  • Los guisos sencillos son la mejor manera de cocinar en verano.
  • No abusar de las cantidades, y evitar las salsas son buenos consejos para no engordar.
  • Extremar la higiene en la cocina y lavar las hortalizas para evitar intoxicaciones alimentarias y diarreas.
  • Refrigerar bien los alimentos para evitar la salmonelosis.

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