Coronavirus e inmunidad

Una de las preguntas más interesantes que surgen de la actual pandemia del coronavirus es si tras ser infectado, cabe la posibilidad de volver a ser reinfectado por el mismo virus o si, por el contrario, estaremos curados para siempre. Es decir, si desarrollamos inmunidad frente a este virus.

Se está trabajando para conocer mejor esta circunstancia. Según parece, se documentaron casos de pacientes que tras ser dados de alta, tuvieron que ser reingresados dando los mismos síntomas y volviendo a dar positivo al test. Se sospechó en ese momento que el virus pudiera no producir una inmunidad en el cuerpo del paciente y, de este modo, volver a reinfectarle al volver a producirse un contacto. Este evento fue especialmente preocupante para los investigadores porque esta es nuestra forma de combatir a patógenos y, especialmente, a los virus: confiando en la memoria que tiene nuestro propio sistema inmune y cómo podemos entrenarlo mediante vacunas. El que no existiera esa “memoria” era algo altamente alarmante.

Es cierto que el número de estas situaciones no ha sido demasiado representativo y se piensa que pudiera haber algún error de realización del test o bien que no fuera una reinfección, sino un repunte de la misma infección. Ahora mismo, se trabaja en la posibilidad de que sí que ofrezca una inmunización en el paciente. Es decir, la persona curada presentará defensas frente a una nueva reinfección. Aunque aún es pronto para saber cuánto durará esa “protección” frente al virus.

Se especula con que el virus podría pasar a formar parte de nuestro repertorio de virus estacionales como el de la gripe. En los meses de invierno es posible que haya un repunte de casos siendo de esperar que no tan alarmante como el de ahora y de una manera más escalonada. Como en el caso del virus gripal, previsiblemente se cuente con vacuna para inmunizar a la población especialmente sensible. Habrá que esperar acontecimientos.

Una característica propia de este virus es que tiene un tiempo de incubación muy alto. Pasan 5 días de media desde que se produce la infección hasta que se experimentan los primeros síntomas. En esos días que no nos notamos enfermos, podemos estar propagando el virus sin saberlo. Su tasa de contagio es bastante alta (el famoso R0), por lo que, de media, una persona puede infectar a unas 3. Estas características son fundamentales para entender que pudiéramos tener un pico muy alto de infectados presentando síntomas. Si bien los síntomas en la mayor parte de los casos son leves, otros pueden ser graves, requiriendo equipos de respiración asistida y oxigenadores.

Siendo una tasa de infectados tan alta, podría llevar a la saturación total de nuestro sistema sanitario y esta sí que es la mayor preocupación. De ahí que el especial hincapié de las autoridades sanitarias sea suavizar ese “pico” de infección y los posibles infectados sean más progresivos a lo largo del tiempo (suavizar la curva) para que los casos graves puedan ser atendidos correctamente.

En la mayoría de los casos (casi el 98% de casos) la sintomatología se da dentro de los 12 días después del contagio. Y es por esto que se ha decretado el estado de alerta durante (al menos) dos semanas. Las personas que empiecen a presentar síntomas quedarán recluidas en casa en los casos leves y se podrán asistir a las más graves. Evitar el contacto físico entre personas en estos días va a ser fundamental para contener la propagación viral.

Aun se está empezando a descubrir los secretos de este nuevo virus y los próximos días serán fundamentales para ir dando respuestas a muchas preguntas. Poniendo cada uno de nosotros nuestro granito de arena, juntos conseguiremos superar estas fechas tan extraordinarias e históricas.

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